viernes, 22 de febrero de 2013

Francesc

Era muy joven cuando la conocí, estaba estudiando cuarto de eso, tenía quince años. Ella y su familia eran nuevos, se habían trasladado hacía poco, así que era el primer año que coincidíamos en clase.
Vivía en un pequeño pueblo interior de los Pirineos, no tenía nada de especial, lo único por lo que éramos conocidos a nivel nacional era por los deportes de invierno. Aparte de una conocida estación de esquí; teníamos un gran equipo de hockey hielo masculino y un importante equipo de patinaje femenino.
Yo no formaba parte de él, nunca me había sentido a gusto con el deporte.  De pequeño, no había tenido habilidades ni capacidad para la gimnasia, donde me encontraba a gusto y en mi mundo particular era en la biblioteca del colegio para hacer los deberes, o simplemente leía aventuras de ficción y me transportaba a esos mundos mágicos que sabía que no existían y que sólo eran producto de mi imaginación desbordada. En esas aventuras, podía convertirme en cualquier héroe de película y siempre había una chica valiente e intrépida que me ayudaba a llevar a cabo cualquier hazaña.
Así que cuando conocí a la chica nueva, volví a soñar despierto.
Se llamaba Suzanne y era francesa. Era muy presumida, siempre llevaba los pantalones estrechos y ajustados a su cuerpo, tenía unas curvas maravillosas,  como eran de cintura baja, a veces se le veía el “tanga”, una chaqueta y botas de cuero y tops “desigual”. Tenía un “piercing” en la nariz y un tatuaje en una parte del cuello que tenías que fijarte mucho para ver lo que ponía. Me acuerdo que cuando lo leí, me quedé de una pieza, porque me pareció muy sugerente; la palabra estaba en inglés y decía “freedom”.  Se dedicaba en cuerpo y alma a su pasión, el patinaje. Cuando la vi por primera vez en la pista, parecía que flotaba, iba tan deprisa que volaba. Se la veía fuerte, segura de sí misma, concentradísima, para mí era perfecta.
Nunca habíamos hablado porque ella estaba en el grupo popular, el de los deportistas, los cuáles no se mezclaban con los que no lo eran; si eras un “empollón”, un músico, un forofo de la informática, un dibujante de cómics…ya no podías entrar en este grupo de élite.
La contemplaba de lejos con admiración. Siempre en la distancia, nuestros mundos y nuestras vidas eran demasiado dispares para que hubiese cualquier oportunidad para entablar una simple conversación o empezar una amistad.
Un domingo que había competición en el pueblo, fui al pabellón únicamente para ver la coreografía que tenía que ejecutar su equipo, en la cual, ella era la protagonista. Iba vestida de ángel, con un precioso vestido blanco, radiante, plateado. Fue una coreografía sorprendente porque los ángeles buenos luchaban contra las fuerzas del mal representadas por los ángeles caídos
Estando allí, me imaginé bailando con ese ángel, representado por Suzanne, una chica de gran belleza y corazón puro. Estaba magnífica con su melena castaña larga y sus ojos verdes almendrados. Tenía la mirada perdida en sus movimientos suaves, a veces lentos, otros eran rápidos de seguir.
De repente, una mano se posó en mi hombro. Era mi amigo, Edu, un chico apasionado por los cómics, siempre estaba dibujando y haciendo ilustraciones de historias. Me invitó a una fiesta que hacían después de la competición. Me convenció para acompañarlo.
La fiesta se celebraba en casa de un jugador de hockey. Cuando llegamos ya estaba en su apogeo, el ambiente era apocalíptico. Un grupo explicaban chistes;  otro grupo hacía competiciones de bebida, otros jugaban a juegos de mesa, otros charlaban…los más atrevidos se besuqueaban en rincones íntimos.
No me importaba nada de lo que veía, sólo quería encontrar a Suzanne ya que era el momento perfecto para decirle que me gustaba o simplemente para hablar con ella.
De repente la vi, con sus amigas. Las llamábamos “Las patinadoras”, todas eran guapas, con un físico impactante y unas sonrisas increíbles. Parecían tener el mundo en sus manos.
Me acerqué para hablar con ella, estaba nervioso y las manos me sudaban. Sin embargo me atreví a saludarla, en seguida me contestó y me dijo que ya se había fijado en mí ya que íbamos a la misma clase. Me preguntó si quería acompañarla al jardín que necesitaba aire fresco, así que salimos fuera cogidos de la mano, era como un sueño. De repente, ella se paró, y me dijo que hacía tiempo que tenía ganas de estar a solas conmigo, se acercó y me besó en los labios suavemente, en ese instante floté, con los ojos cerrados volé al paraíso. Era como una de esas historias que me imaginaba; ella era mi princesa y yo su caballero. En ese instante, comprendí que los sueños se pueden convertir en realidad y que a veces, éstos superan la ficción.
El primer beso nunca se olvida, aún ahora pienso en lo que sentí con Suzanne, mi primer amor.

LOVE, WHERE ARE YOU?

Images in my heart, appear in my life when I need them to make an effort to carry on.
My heart reminds me how I've loved you.
Melody's waves without a happy ending and a night without wisdom.
Don't go away, my love.
The view of the sea makes me cry and the vision of snowy mountains make me feel sad.
My memories of our friendship are always in my mind like a ship sailing without a destination.
I've never forgotten neither your smile nor your glance.
Please, wait me, my life without seeing you is a source of pain. You've always brighten my ordinary life.
My soul is suffering for an unrequited love and I'm spending hours thinking of you.
I sometimes suppose you are with someone who gives you what I couldn't offer in our past.
My heart shouts silently your unforgettable words.
I'm still waiting, where are you?

jueves, 21 de febrero de 2013

Vanesa

Desde pequeña había tenido la fijación de encontrar a un príncipe azul, me rescataría de una vida aburrida, me pediría que me casara con él, vendrían los hijos y viviríamos una vida plena y feliz. Creía que era el único modelo a seguir; conocer a un hombre y entrar en la sociedad como la familia modelo.  Estaba completamente equivocada, pero cuando eres joven e idealista, lo ves todo de color de rosa; a partir de experiencias, la vida se encarga de demostrarte que todas las relaciones están llenas de matices y que no sólo existe el blanco o negro.
Así que siguiendo este modelo fijo de vida familiar perfecta, me casé con Ricardo siendo muy joven, demasiado, sin experiencia en la vida y sólo habiéndolo conocido a él como novio. Fue mi primer amor, mi amante, mi compañero.
Tenía dieciséis años cuando conocí a Ricardo y él ya había cumplido los veinticinco. Era musculoso, atlético, fuerte, su cuerpo irradiaba una energía magnética que me atrapó en seguida. No tenía estudios, pero no me importaba que nuestros mundos estuviesen a años luz. Mis padres siempre se opusieron a nuestra relación; por la edad, por la experiencia, por los estudios. En realidad había un montón de razones para creer que era una locura; pero yo me enamoré locamente de la imagen que me había formado de él. Lo veía como mi héroe; me protegía mucho. En esos momentos pensaba que la protección era amor, con el tiempo me di cuenta de que no. Él trabajaba como albañil, pero tenía ambición y siempre me decía que su deseo era tener su propia empresa de construcción. Mientras tanto yo estudiaba enfermería. Los fines de semana salíamos con sus amigos; dejé de lado a las amigas de toda la vida. En aquella época, pensé que era lo más normal.
Cuando acabe los estudios, nos casamos en seguida y nos fuimos a vivir a un pueblo pequeño donde toda la gente se conocía. Creía que era lo mejor para nuestra hija y para construir una vida tranquila y sana en común. Elisabeth no tardó en llegar a nuestras vidas, quizás las madres no somos muy objetivas respecto a los hijos. Es ”Lizzy” para los amigos, mientras que para la familia es Eli. Cuando era muy pequeña tenía como modelo a la protagonista de una serie americana llamada “Lizzy Mcguire”. Tiene el pelo castaño claro y los ojos azules que los ha heredado de mi padre. Siempre sonríe y está alegre. A veces, me doy cuenta que vivo a través de su energía que no se agota nunca. Sigue siendo pequeña, apenas seis años, sin embargo es lista y tiene una imaginación desbordante. Este curso ha empezado primero de primaria; cuando hablé con su maestra, me dijo que Eli tenía aptitudes para el dibujo, así que le regalamos unos cuadernos, con pinturas para que pudiese desarrollar su creatividad en casa.
Íbamos a todos los sitios juntos, no hacía nada sola, siempre Ricardo conmigo. Creía que era porque me quería y hubiese ido al fin del mundo conmigo. Estaba realmente equivocada porque eran celos y posesividad hacia mí. Dicen que el amor es ciego; en mi caso lo fue realmente y no me di cuenta hasta que conocí a  Roberto. Ejercía la medicina general en el pequeño consultorio público donde trabajaba. Así que era la enfermera que le ayudaba a atender los pacientes. Me encargaba pruebas, recetas…me lo pedía con una amabilidad inusitada, así que me sentía valorada y útil.
No pasaba lo mismo en casa.
Llegó la crisis y Ricardo no había podido realizar el sueño de convertirse en su propio jefe en su proyecto de empresa.  Así que pasábamos días en los que no podíamos salir por falta de dinero y a veces no sabía cómo animarle. Y empecé a compararle con Roberto. Mi marido se convirtió en un ser sin motivación, y sin ambición. Quería lo que me podría ofrecer un médico, no un simple albañil. Estaba siempre nerviosa e irritada con Ricardo. Los únicos momentos que me sentía bien era en el trabajo.
Roberto empezó a coquetear conmigo, un simple roce, una mirada cargada de significado, un piropo… me hacía sentir deseada. O quizás era lo que quería pensar porque me sentía insignificante para Ricardo. Era como volver a sentir una inquietud y una excitación olvidadas. Me arreglaba más; compré vestidos “sexys”, me maquillaba para que se fijara más en mí.
Un día llegó a la consulta una chica despampanante. Llevaba el cabello recogido en un moño, vestía un traje de ejecutiva que parecía transmitir toda su seguridad. Tenía una mirada franca y sin tapujos me comentó que había venido a ver a su marido y cuando Roberto salió de su despacho y la vio, se acercó a ella y le dio un beso demoledor. En ese momento, lo vi todo claro, pensé, “es lo que tengo que hacer cuando llegue a casa, besar a mi marido como si fuera la primera vez, vivir mi realidad, tengo un marido, una hija; así que recuperar el deseo consiguiendo avivar el fuego subyacente que está en nuestro interior y volvernos a amar para siempre”.

lunes, 11 de febrero de 2013

Johanna

Estudié medicina porque quería ayudar a la gente. Era mi objetivo principal, pero se convirtió en algo que no tenía nada que ver.
Vivía en Berlín, una ciudad de contrastes; habiendo pasado por una guerra y una transición después de la caída del muro, estaba llena de recuerdos; era un reflejo de la sociedad alemana. Con sus avenidas amplias, sus monumentos reconstruidos, su historia en cada fachada de sus edificios centenarios. La zona este, RFA, tenía las reminiscencias de un pasado comunista y oprimido, mientras que la zona capitalista de la RDA no tenía nada en común con ella.
 Es una de las capitales más importantes de la Unión Europea y acumula riquezas culturales, artísticas de primer nivel. Es una ciudad que ejerce una gran influencia en el ámbito económico a nivel mundial.
La sanidad y la educación públicas son unas de las mejores bazas que posee Alemania. Trabajaba en un hospital muchas horas a la semana; haciendo guardias, urgencias, durmiendo pocas horas. Al principio me gustaba este ritmo de trabajo, con estrés, nervios, era un reto para mí, daba lo máximo de mi misma, aprendía, tomaba experiencia, me parecía que era lo que necesitaba.
 Además conocí a Hans, un atractivo médico que me hacía suspirar siempre que me miraba. Trabajábamos juntos y formábamos un equipo invencible en el quirófano. Él quería ascender y llegar a ser el jefe de cardiología. Tenía ambición, me gustaba que fuese tan seguro de sí mismo, tan puntual, tan responsable, tan organizado…. Pensaba que era como él, pero después de tanto tiempo trabajando del mismo modo, en un sistema que no te dejaba ni respirar, me encontraba como asfixiada de tanta burocracia y la persona idealista que había sido antaño, cuando era más joven, ya no sabía ni donde se había ido.
Un día, mi mundo cambió. 
Mi mejor amiga no era alemana, sino que había venido de los Emiratos Árabes, para estudiar “Ciencias medioambientales” en Berlín. Alemania es uno de los países más concienciados con las políticas ecológicas y el reciclaje a gran escala.
Un día vino a verme al hospital y me dijo que su padre estaba muy enfermo. Me pidió ayuda, no sabía a quién más acudir, yo era su última esperanza. Naturalmente ni me lo pensé, claro que me iría al desierto para ayudar en lo que pudiese, así que se lo comuniqué a Hans. Se enfadó, nunca lo había visto perder los papeles, ni conmigo ni con nadie, siempre tan controlado e invulnerable, a veces pensaba que era insensible. No entendía porque tenía que hacerlo, a causa de su actitud, tuvimos una grave pelea en el trabajo, él decía que dejaba escapar una gran oportunidad en mi vida profesional. La verdad, no lo conocí hasta ese momento que me demostró que para él era más importante el trabajo que ser un buen amigo.
Así que cogimos un avión y nos fuimos  a Abu Dabi, allí nos encontramos con su hermano que llevaba un traje a medida, le quedaba como un guante, era elegante, refinado y con muy buen gusto. No parecía un “jeque”, que era lo que me había contado Mina; así que recorrimos el desierto con su magnífico coche a tracción en las cuatro ruedas y en seguida nos encontramos en el campamento de su familia. Allí, tanto Mina como Rashid se cambiaron de vestimenta beduina, para no desentonar me puse un pañuelo en el pelo. Visité a su padre, pero era demasiado tarde para salvarle. La tribu tenía un “hakim” que hacía de médico y curandero. No creía en mi magia como doctora, en seguida  tuve que poner mucho esfuerzo en adaptarme a las costumbres y no ser mal educada porque son muy susceptibles a los cambios. Viven como sus antepasados en el desierto, en tiendas y alejados de cualquier comodidad de los países occidentales.
Ayudé a una madre a traer su hijo al mundo. Fue una experiencia única, hacía tiempo que no ejercía la medicina de esa manera y me sentí otra vez útil, relajada. El padre me regaló un alazán magnífico y este gesto para mí fue más importante que todo el dinero que ganaba en mi país. A veces, no me daba cuenta, pero Rashid me miraba desde la distancia; montado en su caballo parecía un príncipe sacado de alguna novela de las mil y una noches. Había estudiado en Harvard y tenía una formación envidiable. Su familia tenía muchas empresas y extensiones de terreno, es decir eran riquísimos, lo admirable era que preservaban sus costumbres a costa de la modernidad.
Un día Rashid me invitó a la ciudad a cenar. Me compró un vestido exquisito que en principio no quise aceptarlo, pero allí es como un insulto. Así que me lo puse, no me parecía a mí misma, creía que estaba soñando. Me fascinaba; sus modales, su exquisito trato, su inteligencia. Más tarde me explicó que había concertado el matrimonio de Mina, con otro jeque de otra tribu. Este hombre tenía como mínimo setenta años y Rashid dijo que eran negocios y una tregua de paz entre ellos. No entendía cómo podía hacerle eso a Mina, se lo razoné, sin embargo, no quiso escucharme. Nos marchamos de la ciudad en silencio, sintiéndome a años luz de él.
Cómo podía ser que hubiese estudiado en los mejores centros educativos, pero ni sus ideas ni sus raíces habían cambiado. Él era el jefe de su tribu, el hermano mayor y tenía que hacer lo que estuviese en su mano por el bien de los suyos. Quería cambiar esa cultura, esas tradiciones, lo quería cambiar todo, sabía que no podía porque no me habrían dejado.  La paz que había conseguido se había evaporado rápidamente y tenía que hacer algo por Mina. Pero no pude hacer nada, así que le deseé lo mejor del mundo y me marché.
Ahora vivo con Hans en un apartamento en Berlín. Aún trabajamos juntos, pero no tantas horas ni con tanta dedicación. Cuando llegué a Alemania, él ya me estaba esperando en el aeropuerto, con una sonrisa en sus labios y con un ramo de flores a modo de bienvenida. En ese momento, me di cuenta que lo que había vivido en el desierto era como esos sueños que nunca se hacen realidad. Mi vida estaba allí, en Alemania, con Hans y en el hospital que encontraba aburrido. A veces la vida te da lecciones para que cambies únicamente lo que necesites y valores lo que tienes y lo que podrías perder.

domingo, 10 de febrero de 2013

Roser

Era un estiu xafogós i calorós a la ciutat de Girona. Havia decidit posar-me en forma i com que sempre m’havia agradat el ball, em vaig apuntar a un curs intensiu en un estudi de dansa. 
La professora era coreògrafa i especialista en ballet clàssic, jazz i dansa .Tenia  una acadèmia al centre de la ciutat. Així que jo em vaig apuntar per fer jazz. Resulta que havien promocionat un curs intensiu a l’estiu de tres setmanes. Era el mes de juliol, feia una calor terrible. El primer dia va ser esgotador. La primera classe era “puntes”, llavors “manteniment amb estiraments” per escalfar el cos deien; personalment quedava rendida. Després de preparar el cos a consciencia, venia la part que m’agradava més de totes, la del ball. Fèiem “jazz”; era una barreja de dansa moderna i jazz americà. Semblava que flotés, m’encantava sentir la ment buida de qualsevol preocupació i sentia la sensació que volava per la sala. No pensava en res més que fossin els passos que ens ensenyaven, el meu cos i la meva ment estaven en complet equilibri. Moltes de les companyes de dansa es volien dedicar professionalment, jo ho feia per gust i era una afició que m’ajudava a desconnectar de la realitat i amb això ja en tenia prou.
La professora tenia un fill que era ballarí, estava estudiant a Itàlia per esdevenir professional i entrar en una important companyia europea.
A final del curs d’estiu va venir i va fer una demostració. No vaig poder veure’l perquè aquell dia precisament vaig faltar a classe, però totes les companyes em van dir i explicar que s’havien quedat sorpreses per la flexibilitat i seguretat que demostrava. L’havien admirat de seguida perquè la majoria volien aprendre de la seva experiència, com ja deveu saber, per arribar a ser un gran ballarí es necessita molt d’esforç i sacrifici. I es veu que ell reunia totes les qualitats per arribar a ser un gran ballarí professional. Totes les noies el van trobar molt “sexy”, deien que un noi amb aquella roba que se li adaptava al cos per mostrar unes corbes magnífiques et feien pensar en somnis esbojarrats i segons elles els provocava unes emocions inexplicables. Bé, jo la veritat no entenia que un noi que l’havien vist només un cop ballar, les hagués hipnotitzat tan i les hagués fet perdre el nord. Em descrivien els seus moviments que segons les noies eren suaus, fàcils d’aconseguir per la gran pràctica que tenia, però que en realitat un ha de practicar anys abans d’arribar a aquest nivell.
Per sort es va acabar aquell curs perquè ja estava cansada que parlessin d’aquest noi, així que durant el mes d’agost em vaig dedicar a descansar; prendre el sol, nedar i anar amb bici. Va arribar el setembre i vaig tornar a la universitat.
Estava estudiant Història de l’Art, els meus pares s’havien oposat terminantment a aquesta carrera perquè deien que no tenia cap mena de futur. En aquella època, les carreres que estaven de moda eren les de ciències i si feies alguns estudis relacionats amb humanitats, ja eres un “marginat”. En part, tenien raó perquè érem quatre gats a classe, però a mi m’encantava perquè em podia concentrar més i absorbia tot el que m’explicaven amb més seguretat. Els professors estaven més per nosaltres i eren com classes particulars. Així que vaig decidir anar a Empúries a fer unes pràctiques. Feien tallers per alumnes de secundària i semblava una bona experiència per la meva formació i currículum.
El meu formador es deia Jaume i era un seductor nat, tenia un somriure fals i feia veure que tenia molta experiència en l’art grec i romà, però a mesura que passaven els dies, em vaig adonar que estava endollat allà perquè tenia “padrins”. Això ho vaig saber, gràcies a la meva amiga Raquel que estava de guia a les ruïnes i sort que em va avisar que en Jaume era un “trencacors” i que sempre feia el mateix, intentar-se lligar a totes les alumnes innocents i jovenetes. Jo no era cap de les dues coses, i l’evitava. Diuen que la millor arma és la ignorància, així que me’n vaig sortir. Al final va desistir perquè va veure que tots els seus intents queien en sac foradat.
Allà, també vaig conèixer a un noi que estava ben entusiasmat per l’arqueologia; era molt més gran i madur, de seguida em va atreure la seva experiència. Em va explicar que havia fet excavacions a Itàlia i a França i se’l veia molt especialitzat en l’art grec i romà i ens vam fer molt amics. Vaig aprendre molt d’en Jordi, molt més que d’en Jaume, el qual se suposava que havia de ser el meu model a seguir. Era molt gratificant la feina que fèiem i a la vegada també ens divertíem. Em vaig acostumar a treballar sense pressió, relaxadament, amb un ritme constant però sense estres. En Jordi era pacient, intel·lectual, historiador…trobava que tenia totes les qualitats que sempre havia buscat en un company, però les meves practiques es van acabar i ell se’n va tornar a Itàlia.
Ens escrivíem per “mail” i també ens teníem agregats al “Facebook”. Compartia fotos interessants de troballes, mentre li explicava com m’anaven els exàmens i els treballs de practiques. Fins que ho vaig aprovar tot. En Jordi estava contentíssim per mi i em va convidar a Roma a passar un cap de setmana.
Un divendres a la tarda marxava de l’aeroport de Girona, al vespre en Jordi ja m’estava esperant a Roma. No havia estat mai en aquella ciutat. No és tan romàntica com Venècia però té el seu encant: la Fontana de Trevi, el Coliseu, els Arcs…grans monuments històrics.
Em va portar a sopar en una “Trattoria” i vaig menjar una “ensalada caprese” i “pasta al pesto”, mentre ell va demanar “carpaccio” i “Gnocchi” amb “prosciutto”. Per postres un “tiramisú” i una “panna cotta”. Tot era deliciós, us recomano la gastronomia italiana perquè és divina.
El seu pis era un àtic maco al centre de la ciutat. Era un estudi molt petit amb una única habitació, però ell tan atent, va dormir al sofà, i em va deixar el seu llit. Pensareu que era estrany que no hagués intentat un apropament més físic, però la veritat, ni em vaig adonar, érem amics. El dissabte vam esmorzar en un típic cafè i ens vam passar tot el matí al lloc de la seva excavació, vam dinar allà mateix un entrepà i a la tarda passejàrem pels carrerons de Roma, fent fotos, contemplant estructures romanes i anant als museus més pintorescs.
Després de sopar havíem quedat amb una colla d’amics que estaven estudiant i treballant a Roma. La majoria eren de diferent nacionalitat, així que podies practicar francès, anglès, castellà, alemany, etc. Era un grup ben eclèctic, en un moment donat em vaig topar amb una mirada enigmàtica d’un noi molt musculós, amb una cos molt ben format i vaig pensar sembla ballarí. La meva ment es va preguntar: No serà el fill de la professora de ball????. De cop, vaig sentir que algú em cridava en el bar on estàvem, era la meva germana que em deia; un altre cop somiant amb el ballarí de cos escultural i mirada sensual? Roser, quina sort que tens!!!

viernes, 8 de febrero de 2013

London

A great capital of Europe!!!


Alexandra

Lo conocía desde que era pequeña, era el hijo de unos amigos de mis padres. Siempre estábamos juntos y compartíamos muchos momentos; excursiones, comidas familiares, celebraciones…
Al principio éramos amigos porque jugábamos, íbamos en bici, nadábamos en la piscina de sus padres. Ellos tenían una casita acogedora en la costa y todos los veranos nos invitaban a pasar unos días, me lo pasaba fantásticamente allí sin pensar en nada, sólo en divertirme.
Nuestros padres nos hacían fotos y eran como pequeños retazos de risas y alegría. Lo consideraba mi mejor amigo en todos los aspectos. Mis compañeras de colegio tenían mejores amigas y yo tenía a Dani. Él iba a un colegio de niños y yo de niñas, así que el único contacto que teníamos con el sexo opuesto era el que teníamos entre nosotros. Por eso era como un tesoro nuestra amistad y también nuestro secreto.
Nos hicimos mayores, cada vez nos veíamos menos. Él empezó la carrera de arquitectura en Barcelona y yo estudié magisterio en lengua extranjera en la universidad de mi ciudad. Así que nos fuimos distanciando. Al principio nos llamábamos con frecuencia, después nos enviábamos mails, finalmente sólo sabía de él a través de “Facebook”, una foto de sus amigos con él, una cena de compañeros de universidad, una foto de una discoteca bebiendo y riendo. Mientras, intentaba olvidar nuestra amistad e intentar conocer chicos, todos eran comparados con Dani y no había ninguno que podía competir con él. Así que me decidí a pedir una beca para ir a Londres, necesitaba mejorar mi inglés y me pareció un momento oportuno para pasar un tiempo fuera de casa.
Inglaterra es un gran país y su capital es sorprendente. Vivía en un piso compartido con estudiantes de diferentes nacionalidades; una italiana, una portuguesa, una francesa y yo. Así que más o menos nos entendíamos. Las lenguas son parecidas en vocabulario y estructura y si no entendíamos alguna palabra, la podíamos traducir al inglés. Me hice muy amiga de ellas. Todas queríamos enseñar inglés en nuestros respectivos países. Sin embargo, antes de acabar el curso, la misma academia me ofreció una plaza de profesora de castellano y como tan sólo  me quedaban unos exámenes en España, acepté el trabajo. Me gradué y volví para instalarme en Londres definitivamente.
Siempre había pensado que sería maestra de inglés en un colegio en España, nunca hubiese pensado que me encantaría enseñar español para extranjeros, pero es lo que hacía y se me daba bien. Conocí a Alan, el típico inglés, se parecía a Hugh Grant. Lo recordáis en “Notting Hill” con Julia Roberts, pues era igual de encantador y cortés. Tan atento y tan comprensivo.  Era abogado y pensaba hacer carrera política. Era el ideal de hombre para una mujer como yo.
Siempre había tenido debilidad por las españolas de pelo largo oscuro, ojos enigmáticos y piel olivácea. Los besos eran breves, a veces, otras eran suaves y otras tan apasionados que me perdía en sus labios y lo que me llegaba al corazón es que me trataba como una princesa. Me daba cuenta que lo comparaba con Dani, y veía más diferencias que similitudes. Lo que los hacía tan distintos era que Alan me hacía sentir como su amante y con Dani nunca me había pasado.  Paseábamos por “Greenwich Village” e íbamos a pubs para tomar una cerveza, me invitaba siempre como el perfecto caballero inglés. A veces me recordaba el comportamiento que tenía Colin Firth en la película de Bridget Jones; aunque no me parecía en nada a ella, pero Alan era una mezcla de los dos hombres de la protagonista.
Compartía piso con Hèlene, la compañera francesa que también había decidido quedarse a enseñar francés, en vez de regresar a su país. Salíamos siempre que podíamos, y visitamos un montón de sitios: Stonehenge, Salisbury, Bath, Brighton, Canterbury, Cambridge, Southampton, Oxford… Inglaterra tiene unos paisajes, monumentos, palacios, parques, bosques y castillos magníficos. Nos encantaba el “shopping”, hay tantas tiendas para admirar, revolotear, curiosear y los “markets” son preciosos; hay de antigüedades, de artesanía, de comidas artesanales…Nos acostumbramos a comer “fish and chips” y a tomar el te con un pequeño “brownie”. Fue una experiencia increíble, recomiendo a quien quiera aprender inglés y experimentar la cultura y tradiciones inglesas que pase un tiempo en el país, ya que tiene un encanto especial. Además es completamente diferente a España y a sus costumbres.
Así que no tenía intención de volver a mi país, excepto por vacaciones para visitar mi familia.
Unas navidades volví a casa para celebrar estas fiestas tan arraigadas, dicen que es una época de reencuentros. Un día mis padres invitaron a sus mejores amigos. Así que vi a Dani, estaba realmente muy atractivo con una camisa azul celeste, unos tejanos que le sentaban como un guante y una sonrisa cautivadora. Mis padres me habían explicado que Dani viajaba por todo el mundo, trabajando en proyectos arquitectónicos, se ganaba la vida muy bien. Estaba como siempre juguetón conmigo, haciendo bromas y comentando chistes. Recuerdo que tenía un i-phone y no paraba de enviar “watsup”, pero no le hice ni caso; muchos estamos enganchados a las nuevas tecnologías, suponía que Dani no tendría porqué ser  una excepción. En aquel momento llamaron a la puerta de casa de mis padres y me tocó abrir a mí, como siempre. Me encontré un chico guapísimo en la entrada y pensé que me lo quedaría como regalo de Reyes. En ese momento, Dani vino hacia mí y me dijo: -Te presento a Max. Quería que os conocieseis porque siempre has sido mi mejor amiga y él es el amor de mi vida.  

martes, 5 de febrero de 2013

Gerard

Cada estiu , passàvem uns dies a Cadaqués. La família tenia una petita casa al port, heretada dels avis. L’avi havia estat pescador i l’àvia cosia. Eren els pares de la meva mare.  Ella va marxar del poble per estudiar i no hi va tornar més, excepte en època de vacances. Així que quan ens va tenir a nosaltres, va continuar la tradició. A la meva germana gran li encantava perquè tenia les seves amigues que estiuejaven cada any allà mateix; sortien, es banyaven i prenien el sol. El meu germà petit també estava com peix a l’aigua, havia trobat una colla de nens i nenes que anaven a tot arreu amb “bici” o amb “patinet” i quedaven cremats del sol perquè no es posaven crema i eren feliços banyant-se quan tenien calor, a qualsevol hora del dia.
 Jo era un cas apart, perquè era el del mig, així que no era ni obert, ni impulsiu com la Clàudia, la meva germana, ni un marrec juganer com el meu germà, l’Arnau. Sempre m’havia sentit estrany entre ells, no sabia a qui m’assemblava perquè la Clàudia tenia el caràcter i el físic del pare i l’Arnau era clavat a la mare. Els pares sempre em deien que havia sortit al tiet Quim, el germà de la mare que havia marxat de Cadaqués per estudiar Belles Arts i  a Barcelona i s’havia quedat. Havia fet vàries exposicions i algun cop ens hi havien fet anar. Tot el que pintava  tenia un aire pessimista. Totes les obres eren en blanc i negre, paisatges solitaris, sense ni una ànima. Es veu que no li agradava  la gent, ell deia que la inspiració li venia de la natura despullada sense humanitat.
Per tot el que explicat del tiet, em deien que m’assemblava a ell ja que a les estones lliures em dedicava a fotografiar tot el que podia. Sempre anava amb la meva càmera a tot arreu i fotografiava paisatges, tampoc m’atreia la idea de captar la gent en general. A més a més, no tenia colla d’amics al poble ja que era un solitari buscant sempre moments per copsar amb el meu aparell fotogràfic. M’aixecava quan sortia el sol per veure el contrast del mar amb el cel; els colors eren espectaculars i després ho comparava amb la posta de sol. Quan feia vent, el sol era rogent i els núvols semblaven cotó fluix, a vegades fotografiava el cel, el qual es preparava per descarregar una tempesta forta amb llamps i trons en la llunyania. En aquells moments em sentia poderós  i invencible, fins que un dia la meva impressió del paisatge va canviar, us preguntareu el perquè, així que a continuació us explicaré l’experiència que vaig tenir i que em va fer canviar respecte a les fotografies que havia fet fins aquell moment.
Ja sabeu que em llevava molt aviat, mentre  tots els estiuejants estaven dormint a aquelles hores intempestives del matí, excepte els pescadors i alguns que començaven a treballar per preparar el dia. Era un dia com un altre, caminava pels carrerons del centre del poble, anava escoltant música al meu aire i quan vaig arribar a la platja vaig veure que no estava deserta. Hi havia una figura dreta davant el mar, semblava una aparició amb aquella túnica blanca que portava. Anava descalça, era una noia amb cabells llargs que la brisa marina els feia voleiar, estava d’esquenes, el primer pensament va ser “Què hi fa ella aquí? Em destorba el mar i el cel”, però després vaig agafar la càmera i vaig enfocar la seva imatge, va ser un descobriment, no hagués pensat mai que una persona pogués fer canviar tan radicalment un paisatge de per sí inoblidable. Realment el va millorar només amb la seva presencia calmada i quieta. Era com si estigués fotografiant el cel amb la imatge d’un àngel esperant quelcom.
No va ser ni el primer ni l’últim dia que la vaig fotografiar. Cada dia estava allà, a la mateixa hora i jo la contemplava, no m’atrevia a dir-li res. No la coneixia i era una mica tímid, així que respectava aquest moment privat que devia necessitar. Apart d’aquests moments robats, en els quals jo sentia que érem ànimes  bessones, m’adonava de la seva pau interior perquè me la transmetia i com que només veia la seva figura de lluny, no em vaig adonar mai de la seva bellesa exterior, perquè només pressentia la seva fortalesa interior. L’estiu es va acabar i no vaig saber  el seu nom ni havia sentit la seva veu.
Van arribar les vacances de Nadal i nosaltres sempre celebràvem el cap d’any al poble. El que més m’agradava era fotografiar el naixement del sol el primer dia del nou any. Així que em vaig preparar per aquest important esdeveniment. M’havia comprat una càmera nova i vaig estar fent fotos durant tota la nit. Vaig conèixer  a una colla de noies molt simpàtiques que em van demanar que els fes fotos, ja sabeu com són les noies de setze anys. Els encanta fer de models, fins i tot alguna em va preguntar si feia “Books”, es devien pensar que era professional, encara que era un simple aficionat. M’ho vaig passar bé, bevent, ballant, fotografiant i quan va arribar el moment de captar el nou any amb la sortida del sol, em vaig adonar que hi faltava quelcom en la fotografia. Hi mancava ella, aquella figura que s’havia tornat tan especial i que m’havia fet evolucionar cap a una nova manera de veure a través de la lent.

JAN

JAN(pre-adolescència)
Quan els meus pares em van dir que marxàvem a Alemanya, el món se’m va caure a sobre.
Perdoneu, encara no m’he presentat. Em dic Jan i sóc de Barcelona, però ja no hi visc. És una gran ciutat, o almenys a mi m’agrada. Té de tot. Des de fa un temps és molt cosmopolita, això és el que em diu la mare sempre. Venen molts turistes i pel carrer veus gent de totes les cultures i ètnies. La ciutat té molts monuments històrics: la Pedrera, la Casa Batlló, la Sagrada Família, que sembla que no s’acabi mai. També té molts parcs emblemàtics: la Ciutadella, el parc Gaudí…etc. Personalment a mi no m’apassiona tot això. Jo prefereixo la platja de la Barceloneta  on jugava amb els meus amics i ens banyàvem quan feia calor.
Als meus pares els encantava passejar pels carrers del casc antic i anar a un petit restaurant per un sopar romàntic; ho trobava un “pal”. Mentrestant jo m’estava a casa del meu millor amic, en Pau. Jugàvem a la “play”, després sopàvem amb la seva mare. Per cert, els pares d’en Pau estan divorciats des de fa anys. Ell diu que no l’importa perquè així té dues cases, dues famílies perquè el seu pare s’ha tornat a casar i ara té una filla petita que es diu Paula. A mi no m’agraden les nenes petites, ja en tinc prou amb la germana petita que em fa la vida impossible. Sempre vol tenir raó i la tenen mimada, té tot el que vol, com que ens portem set anys…Precisament ara acabo de fer tretze anys i ja em sento gran. 
En Pau i jo jugàvem al mateix equip de futbol. Tots dos som “culés” i jo sóc defensa, mentre ell fa de davanter. La veritat és que és molt bo. L’entrenador sempre diu que pot arribar a juvenils i té raó.  Entrenàvem tres dies a la setmana i durant el cap de setmana teníem partit. Sempre estàvem  voltant. L’equip era com una família i jo em sentia com un més integrant dins d’aquest grup perquè compartíem els mateixos interessos i preocupacions.
Ara us parlaré de la Marina. És la meva millor amiga, ens coneixem des de que anàvem a l’escola bressol. Era  veïna nostra de tota la vida. Té els cabells castanys i llargs, els ulls de color del cafè, un somriure deliciós, un cos que ja el començo a veure com el d’una noia. Ja sabeu que les noies es desenvolupen més aviat, així que té un cos escultural. Fa ballet des de que era petita, així que és alta i prima. No anàvem al mateix institut, perquè els seus pares preferien un centre que no fos mixte, no sé si tenien por que es fes amb nois i la desconcentressin dels estudis ja que és molt llesta i treu molt bones notes. Els seus pares són molt exigents i la pressionen bastant, però ja se sap quan ets fill únic, t’ho menges tot, tan lo bo com lo dolent.
Quan en Pau i la Marina van saber que la meva família havia decidit marxar de Barcelona pel tema feina es van quedar glaçats. Ells sabien que l’empresa del meu pare havia hagut de tancar i la meva mare estava a l’atur des de feia mesos, així que teníem problemes econòmics, però cap dels tres hagués pogut pensar que la solució seria anar a un altre país. No obstant, el meu pare havia trobat una feina d’enginyer en una empresa d’Alemanya i les condicions eren molt bones per desaprofitar aquesta oportunitat que li havien donat. I em van dir que nosaltres, tan la meva germana com jo ens adaptaríem fàcilment perquè érem petits. I jo em preguntava: i els meus amics? i el meu equip? I el meu institut? i com m’entendria amb aquella gent? A l’institut estudiàvem anglès i com a segona llengua francès, però d’alemany, ni una paraula. Sabia que el meu ídol, en Pep Guardiola havia fitxat pel Bayern de Munich i poca cosa més.  Dins meu vaig pensar si un dels millors entrenadors del Barça se’n va allà, jo també hi puc anar, era la única cosa que em donava esperança per no desanimar-me.
Ja vivim a Düsseldorf. L’empresa del pare està aquí, així que el que estic fent és intentar no plorar, perquè els nens no ho fan això, i els futbolistes menys. Quan em vaig acomiadar dels meus millors amics, en Pau i la Marina vam quedar que estaríem en contacte pel “Facebook” i així podríem xatejar i compartir fotos i jo no m’enyoraria tan.
Aquesta ciutat és completament diferent. Té molts monuments històrics també, però no és tan gran com Barcelona. Estudio en un” Hauptschule” i estic en un equip de futbol, m’està costant fer amistats perquè els companys són més freds i introvertits.  He d’estudiar i esforçar-me més perquè tinc la dificultat de l’idioma, per sort sempre he tingut habilitat per les llengües. La persona que s’ha adaptat més bé és la meva germana, com és una consentida. La meva mare ha trobat feina en una escola de llengües i ensenya el castellà. Li agrada molt i se sent molt animada. Feia temps que no la veia així. Si hem vingut aquí per millorar a mi ja m’està bé.
Cada dia esperava l’estona que passava davant l’ordinador per posar-me en contacte amb els meus amics, sempre ho feia després de berenar, fer els deures o l’entrenament. Em posava una estoneta a xatejar amb la Marina o amb en Pau. Seguia el que feien perquè penjaven fotos i llegia els diversos comentaris. Un dia vaig veure una foto de la Marina i en Pau junts somrient i passant-s’ho bé. Em vaig posar molt gelós. Així que vaig decidir parlar amb la Marina i sabeu què em va confessar que sempre li havia agradat i que ara que estava lluny de mi, l’únic consol que tenia era el meu millor amic, en Pau, d’aquesta manera se sentia menys sola i més prop de mi. Després d’aquesta conversa he decidit deixar la meva vida passada enrere i tirar endavant, fixar-me amb altres noies, encara que sempre portaré en el cor a la Marina, perquè el primer amor no s’oblida mai.

Barcelona: la meva ciutat d'origen.
Düsseldorf: la ciutat que m'ha adoptat.

Relaxació

Cada dia, visualitzo una imatge com aquesta i em dóna la pau interior que necessito per començar el dia amb optimisme i renovades energies.

Carla-Infantesa

Acabo de celebrar el meu aniversari. Ja tinc vuit anys i faig tercer de primària. Em sento gran. Podríeu preguntar-vos perquè em sento així, i és perquè m’he enamorat.
Estudio en un col·legi públic de la província de Girona, no diré el nom perquè em podríeu reconèixer.  Els pares em volien matricular en un centre privat, però com que al pare ja no fa hores extres a la feina,  i a la mare li han retallat el sou, van haver d’inscriure’m  a una escola pública. El pare és lampista i la mare és tècnica en educació infantil. A la mare li agraden molt els nadons i el pare sempre està arreglant aparells que s’espatllen. No tinc germans ni germanes, quan els pares volien ampliar la família va començar la “crisi”, així que m’he quedat com a filla única. Això sí, tinc molts cosins i cosines. Sempre fem dinars familiars i el que m’encanta és tenir la casa plena. Tinc moltes amigues, una d’elles es diu Laia i els seus pares són molt amics dels meus, així que sempre que podem estem juntes. Vivim al mateix barri i sempre anem al parc que hi ha davant de casa. El meu tiet és soci d’un club de futbol i quan hi ha partit hi anem tots. A mi no m’agrada aquest esport, el trobo avorrit, prefereixo el ball. Faig hip-hop a l’escola i amb la wii m’ho passo molt bé!!! També vaig a un taller de teatre, m’agrada disfressar-me, maquillar-me i posar-me talons quan puc. Sempre li agafo les sabates a la meva mare, ja està acostumada.  M’encanta parlar per telèfon i xerrar de qualsevol cosa.  Aquest curs he començat a fer francès i només sé “Comment tu t’appelles?” “Je m’appelle Carla” i poca cosa més. Amb l’anglès sé més paraules, perquè miro dibuixos animats en aquesta llengua, des de ben petita els pares m’han dit que l’”english” és molt important pel meu futur i jo me’ls crec perquè són els meus pares. Aquest any em posen molts deures i la mare m’ajuda. A vegades ens enfadem perquè em costa concentrar-me i faig les multiplicacions malament. Les matèries que em van millor són “coneixement del medi” , “manualitats i plàstica”, “idioma” i les que em van pitjor són “llengua i càlcul”. Sé que m’he d’esforçar més i treballar més a casa, això la senyoreta li ha dit a la mare, encara que també li ha dit que em porto molt bé a l’escola. M’agrada molt l’escola perquè sempre aprenc coses i m’agrada l’hora del “pati” perquè puc jugar amb el meu millor amic. Es diu Nil i és molt maco. Totes les nenes volen jugar amb ell, és tan divertit i graciós…És rosset, amb “peques”, sempre riu i fa entremaliadures. Juguem a fet i amagar i mai sabem on és. Però de qui us vull parlar és d’en Malik. És un nen  que ha arribat nou a classe aquest curs. Ve del Senegal i ara juga amb nosaltres i li parlem en català perquè l’aprengui. És de pell fosca i té uns ulls molt macos.  Sap dibuixar molt bé. Sempre porta un penjoll al coll que diu que li porta sort, és fet a mà per la seva tribu del seu poble.  És una curculla feta de fusta.
 L’altre dia em va ensenyar un dibuix on sortíem ell i jo. Estàvem tots dos agafant-nos la mà. Era tan fantàstic! També em va passar un paper on hi havia dibuixat un cor. Vaig pensar “m’estima?”. Ostres, no m’havia passat mai que un nen em fes sentir així, l’amor és això? Em vaig preguntar. Sentia unes emocions que no havia sentit mai per ningú. Tenia ganes de veure’l, de jugar amb ell, de sentir la seva veu, d’estar amb ell, i quan va arribar el dia del meu aniversari va venir cap a mi i es va treure el penjoll i me’l va posar a mi. Em va dir que me’l regalava perquè tingués sort i em va fer un petó a la galta. Aquell moment  va ser inoblidable, ara sí que puc dir que m’he fet gran.
http://www.flickr.com/photos/desdibuix/4044589288/